lunes, 6 de julio de 2009

La suposición más pesada

La mente asume que otros cuerpos que se asemejan al suyo y se comportan de manera parecida albergan mentes propias, dotadas de la misma esencia y capacidades similares. Esta suposición que se acepta como natural, esta suposición que si no es meditada es incluso pasada por alto es una de las ideas más poderosas que se pueden concebir. Es tan poderosa como atrevida, y de forma instintiva ha sido aceptada e incorporada al sistema fundamental de creencias del individuo. Es el pilar que conduce a la aceptación de la muerte, y no sería posible sin la capacidad de auto-reconocimiento. Una mente que no fuera capaz de reconocerse navegaría por un océano de existencia ignorante de su propio final, ignorante de que esas criaturas que le resultan tan familiares son semejantes a sí misma.

El sueño de la existencia - Las otras mentes

martes, 30 de junio de 2009

La cumbre más elevada

En la escalada del conocimiento se desea alcanzar la cumbre más alta. Produce una gran satisfacción coronar las cimas de pequeñas montañas, y contemplar a nuestros pies el valle donde comenzó el camino. La ascensión ocupará toda una vida, y si un día se lograra el objetivo de alcanzar la cumbre más elevada, cuando por un momento se mire todo desde lo más alto y no se vea en el vasto horizonte ningún objetivo superior, ¿qué quedaría ya por hacer? La realidad infinita es un estímulo constante. No debe ser motivo de frustración saber que la meta del conocimiento es inalcanzable.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 26 de junio de 2009

El plan maestro

Vuelven las golondrinas a trazar caprichosos dibujos en el cielo claro de la tarde. Un carguero se dirige lento hacia el puerto, fluye entre los azules. Ya se ven los brillos suaves de la noche y las primeras luces de la costa que aparecen tenues a lo lejos. Vuelve a refrescar un poco tras la anterior noche de verano. El frío se agradece, es nostálgico y alimenta el pensamiento. Las calles hablan de misterio: en estos laberintos empedrados se mueve la gente de forma tan azarosa como las golondrinas sobre el mar. No vale mi opinión. Aunque observe desde lo alto estaré siempre dentro del laberinto. Por eso todo es confuso, no puedo contemplar como Dios lo haría: fuera del espacio, fuera del tiempo, por encima de estas innumerables avenidas de incertidumbre salpicadas de almas que no saben a dónde van, alumbradas por los fulgores artificiales de la noche. La fugacidad individual no es incompatible con un plan maestro. No es cierto que un hecho olvidado sea como si no hubiese existido. Al contrario, todo lo que se hace deja una huella en el curso de los acontecimientos. Tal vez todo quede grabado en alguna parte. El paso por la vida afecta al comportamiento futuro del mundo. Esta es una forma de inmortalidad, incluso si se olvida todo. La vida puede ser una pieza que encaja con maravillosa precisión en un mundo que tiene un propósito, pero no puede conocerse. Y como no se puede conocer, todas las posibilidades están abiertas.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 22 de junio de 2009

civiNova en la prensa

Una de mis más recientes criaturas web, civiNova.org, sale hoy en Europa Press y en todos los periódicos de Málaga. Ahora que esto está empezando necesitamos todos los usuarios posibles, así que agradecería a los lectores de este blog que os crearais un usuario en civiNova.org. ¡A ver si conseguimos una red social potente de calidad y orientada a la cultura!


Málaga:


Nacionales:



Además de la red social, también está en marcha la revista cultural civiNova.com

jueves, 11 de junio de 2009

Ocaso

Tenía pocas horas para salvarse, pero no terminaba de creerse su destino. La puerta del coche se cerró con un sonido seco, como el inicio de una cuenta atrás, un indicador de que ya estaba en el centro de la ciudad y de que todo iba en serio. En un cruce de calles, unos metros más abajo, tres prostitutas embutidas en ropa tejana ya se habían fijado en él, atraídas por su aspecto desorientado de chico formal venido a menos. Andrés las miró con disimulo y las evaluó, casi inconscientemente, pero era demasiado pronto para perderse en callejones oscuros; caminó con paso rápido primero hacia la Alameda, y continuó en busca del esplendor de la calle Larios, emblema de la ciudad de Málaga, una máscara luminosa que ocultaba, como el maquillaje espeso de las mujeres de mala vida, las miserias de los barrios deprimidos. La calle se ensanchaba en su parte más baja, y en la noche parecía la desembocadura de un río de luz que va a morir al mar. En el centro, sobre el pavimento peatonal de losas brillantes, una escultura sombría reposaba sobre un pedestal elevado: era una aparición surgida en un lugar al que no pertenecía, un dios cabizbajo que contemplaba el mundo en silencio sobre las cabezas de los viandantes. Andrés se acercó, se detuvo bajo la sombra de su bronce oscuro, la rodeó para cerciorarse, leyó la inscripción en el pedestal y a pesar de todo le resultó difícil creer que tuviera enfrente El pensador de Rodin. No pudo evitar sentir cierta envidia hacia su autor: el creador de un dios tenía que ser necesariamente otro dios, o tal vez se tratara de un ser humano al que su obra había convertido en dios, porque aquella escultura lo había hecho inmortal. Los ojos tristones de Andrés miraban hacia arriba con la expresión de un perro asustado. Siempre había querido hacer algo grande que encumbrara su nombre y lo hiciera entrar en la Historia, pero su pasado era una sucesión de proyectos inacabados. La inercia se había llevado por delante unos años preciosos que habían pasado en un suspiro, y ahora que había doblado la esquina de los treinta tenía cada vez más presentes las palabras de un escritor brillante y atormentado: «Toda vida es un proceso de demolición». ¡Cuánta razón tenía ese pobre diablo! Aquella tierra era El dorado para vividores y gente sin escrúpulos que acudían al olor del dinero fácil de procedencia dudosa, pero eso no iba con él, y por eso había sido condenado a formar parte de la gran masa de mileuristas que se arrastraba para llegar a fin de mes. No; no era la tierra prometida que había imaginado cuando llegó allí por amor, años atrás, pero se empezó a dar cuenta demasiado tarde, cuando su novia ya se había ido con un chulo de playa y su sueldo era el más bajo de toda su carrera. Había iniciado así una cuesta abajo en barrena y desde el verano sobrevivía en su refugio solitario con las migajas del paro. Aunque había pensado en marcharse y rehacer su vida, le retenía en la costa un calor pegajoso, el influjo del agua salada, las piernas femeninas que desfilaban desnudas bajo minifaldas cortísimas, y los antros de mala muerte abiertos hasta la madrugada. Ya era demasiado tarde… o tal vez no: la noche aún se reservaba la última palabra. Alzó de nuevo la vista hacia El pensador antes de continuar su camino y le pareció que la estatua le vigilaba, que sus ojos impertérritos se fijaban en él, que sus labios inmóviles se articulaban y gritaban: «¡Huye, insensato!». No hizo caso y continuó su marcha, a pesar de que su horizonte se hacía tan cuesta arriba como la calle.

[...]

Relato hecho por encargo para el libro Mala Málaga. El relato completo se puede descargar en mi perfil de civiNova, en formato PDF.

miércoles, 3 de junio de 2009

Comprensión paralela

A veces sucede que se ha creído tener una comprensión profunda en un estado alterado de consciencia. Uno sale del sueño y se incorpora repentinamente para escribir unas notas apresuradas en un cuaderno con la ilusión de haber capturado una gran idea, pero al día siguiente llega la decepción: lo que parecía un secreto de la naturaleza se convierte en una frase sin mucho sentido. Cualquier pensamiento que se anote en un estado alterado resulta abstracto y absurdo cuando se lee en otro estado. Lo que ocurre es que se están viendo las cosas desde dos interpretaciones diferentes del mundo, y las ideas que son válidas para una interpretación no tienen por qué serlo para la otra.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 1 de junio de 2009

El filtro del infinito

El modelo interno del mundo no tiene por qué ser ni siquiera parecido a la realidad. Basta con que sea útil para la vida, para cubrir sus necesidades y evitar el peligro. Para ello se requiere una correspondencia parcial de la recreación interna con los fenómenos externos, pero no necesariamente total. Lo que no se puede percibir de manera directa ni comprender de forma indirecta se encuentra fuera del alcance de la mente. Podrían quedar ocultas facetas infinitas de la realidad que no influyan en la forma en que la vida se desenvuelve en su entorno.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

La naturaleza de la realidad

Las conclusiones sobre la realidad se extraen a partir de su representación interna. Así se puede obtener un modelo coherente del mundo, aunque no sea posible aspirar a comprender su verdadera naturaleza. La mente interpreta el mundo. No es solamente una cuestión de que los sentidos puedan distorsionar la realidad: un simple cristal coloreado delante de los ojos hará que todas las cosas tomen un aspecto diferente, pero existen otros casos en los que cambia el modelo interno a un nivel más profundo. En un estado de consciencia alterado el mundo puede adoptar una apariencia diferente. Tal vez más bello, más embriagador, pero mucho más peligroso. No cabe duda de que el estado de serenidad proporciona el modelo más seguro, el más coherente en cuanto a la correspondencia con los fenómenos físicos, aunque no por ello de apariencia más real –ninguna apariencia es realidad–, y tampoco el más hermoso.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

jueves, 21 de mayo de 2009

La correspondencia de los recuerdos

La existencia del mundo da sentido a los recuerdos, esas escenas interiores que reclaman a gritos su correspondencia con el exterior. Pero ¿cómo saber que es cierto que hubo un pasado? ¿Qué seguridad hay de que la memoria haga referencia a sucesos que realmente ocurrieron? No la hay. El mundo podría haber sido creado en este mismo instante; el pasado podría consistir en una colección de recuerdos ficticios implantados en la mente. Los recuerdos dotan al ser de consciencia temporal y son herramientas para la inmensa mayoría de sus habilidades. Hacen posible la acumulación de conocimientos y la construcción de cualquier sistema de ideas, de manera que para avanzar en alguna dirección es necesario aceptar que tienen un elevado grado de correspondencia con fenómenos que realmente sucedieron, aunque se trate, una vez más, de una suposición.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

miércoles, 20 de mayo de 2009

Primera suposición fundamental

La fuerza del instinto, la diferencia entre los fenómenos controlables e incontrolables, y el hecho de que existan complejidades que la mente no es capaz de comprender son argumentos que inclinan la balanza a favor de la existencia del mundo. Avanzar en esa dirección es una decisión meditada, más allá de la intuición y las apariencias, pero es importante ser consciente de que se está aceptando una suposición.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

domingo, 17 de mayo de 2009

Complejidad inabordable

Tanto los fenómenos naturales como el comportamiento de otros seres aparentemente conscientes contienen elementos de una complejidad que escapa al entendimiento. Si la mente fuese la creadora de todo lo que existe, ¿sería posible que no lo comprendiera? Un ser omnisciente tendría derecho a pensar que es el creador del mundo que percibe, pero una mente inmersa en una naturaleza que se le antoja sorprendente y misteriosa sería muy presuntuosa si pensara que todo se origina en ella.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

sábado, 16 de mayo de 2009

Fenómenos incontrolables

Existen fenómenos que la mente puede controlar a su antojo y fenómenos sobre los que no tiene poder. Los fenómenos incontrolables tienen, normalmente, una intensidad y riqueza de matices superior a los controlables, que parecen vagas copias de los primeros al ser menos definidos, más etéreos y fugaces. Tan grande es la diferencia que se asocia intuitivamente a los primeros –a los que se les da el nombre de imaginaciones– con el mundo interior, y a los segundos con la realidad exterior. En ocasiones las imaginaciones fluyen según los designios de la voluntad, y otras veces se suceden de manera caprichosa, guiadas por asociaciones imprevisibles. Su comportamiento no sigue pautas conocidas: no se puede prever ni establecer reglas que lo describan. Los otros fenómenos, en cambio, siguen siempre su propio curso haciendo caso omiso de la voluntad, y su comportamiento es más previsible porque cumple ciertas pautas que se repiten indefinidamente. Parece lógico que la mente no tenga poder sobre lo que no le pertenece, lo cual encaja con un mundo exterior con una realidad propia. El hecho de que la mente no tenga poder sobre ese tipo de acontecimientos es un fuerte argumento a la hora de suponer que existe una realidad externa independiente.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 15 de mayo de 2009

La fuerza del instinto

La mente es una embarcación encauzada en la corriente del instinto. Navegar contra corriente es posible con gran esfuerzo durante un tiempo limitado. Pero la fuerza del instinto es constante y golpea sin cesar, fatigando cualquier voluntad de resistir, arrastrando por fin al pensamiento en la dirección de sus aguas. El instinto forma parte del ser y dirige sus pasos tratando de guiarlo hacia la permanencia –aunque a veces lo guíe hacia la destrucción–. La mente siente hambre y puede llegar a marearse si no satisface su deseo, sufre terriblemente si no aplaca su sed, se atora y confunde si no se entrega al sueño, y se siente irresistiblemente atraída ante la presencia de otros cuerpos. Es consciente de que el descuido de sus instintos puede acarrear su destrucción, y aunque nunca se haya consumado ese temor, el hecho de sentir fatiga y mareo enciende en ella las luces de alarma de la no existencia. Una simulación de un mundo artificial no sería capaz de activar la maquinaria del instinto, a no ser que la simulación guardara una correspondencia muy cercana con la verdadera realidad. El hecho de que exista el instinto supone una pista sobre la realidad percibida por el ser, una realidad que es capaz de afectar a lo más profundo de su esencia. Si esa realidad tiene existencia independiente es casi seguro que la mente haya surgido inmersa en ella, sometida a sus reglas y adaptada para perdurar en su entorno, valiéndose para ese propósito de sus instintos, sus sensaciones y los recuerdos de sus experiencias. Si nada existe fuera de la mente, la fuerza del instinto parece el más absurdo de los sinsentidos.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 8 de mayo de 2009

Mala Málaga

El libro de moda este año en la feria del libro de Málaga es Mala Málaga, una recopilación de relatos que tratan de mostrar la otra cara de Málaga, la menos amable, la más deprimida y decadente. Entre los autores hay de todo un poco: periodistas, políticos, personalidades de la cultura malagueña y algunos de los escritores de más calidad de Málaga, como Álvaro García, presente en numerosas antologías poéticas.

Fui invitado a participar en el libro con un relato de ficción, La noche antes de partir. Para que tuviera ese aspecto decadente e infernal que requería el libro, decidí darle un estilo fitzgeraldiano. Tiene también un guiño a Hesse.

Mala Málaga en la prensa:
Mala Málaga en librerías:

lunes, 27 de abril de 2009

Noticias sobre el blog

Sé que algunos de los lectores de este blog (que sois pocos, pero selectos ;) os estáis preguntando por qué no hay más entradas publicadas desde el 5 de abril. La respuesta es que he estado muy liado con la construcción de un portal cultural que debería ver la luz en breve. Pronto estaré más liberado de todo eso.

A los que esperabais otro tipo de contenido en esta web, es decir, menos filosofía y más narrativa, os digo que esto es sólo el comienzo, unos fragmentos de El sueño de la existencia para abrir boca, y que en breve empezaré a publicar más relatos y textos literarios. Habrá de todo. Soy consciente de que la reflexión pura es un contenido difícil, y que con ese tipo de textos no se atrae a las masas. Pero eso no significa que no deba tener su espacio; al contrario: siempre he pensado que en esta vida las mejores cosas son de minorías.

Aprovecho para decir que el día 7 de mayo tendrá lugar la presentación oficial de un libro titulado Mala Málaga, compuesto por una serie de relatos que giran sobre un mismo tema: mostrar la cara más infernal de Málaga, esa ciudad conocida como "Málaga la bella", donde no todo es tan hermoso como aparenta. En el libro colaboran varios autores, y algunos de ellos cuentan con importantes premios literarios a nivel nacional. Quizá yo sea el autor más desconocido con el relato La noche antes de partir.

Pronto volveré con las publicaciones variadas que os he prometido.
¡Saludos y gracias por leerme!

domingo, 5 de abril de 2009

La soledad absoluta

Es posible una inmortalidad para la mente si renuncia al mundo exterior, si asume que todo lo que percibe es interno y sus imágenes no son más que complejas fantasías que no debe tomar en serio. Al despertar de un sueño, si alguna parte del mismo resultaba desagradable, produce un gran alivio saber que se trataba de una mera ficción y que puede ser olvidada sin ninguna consecuencia. Pero aplicar esa idea en estado de vigilia para descartar aquello que resulta desagradable del mundo, renunciar al exterior en pos de la eternidad personal lleva asociada una carga que es, quizá, peor que la propia muerte: supone aceptar la soledad absoluta. Entonces este viento enfurecido, este olor a salitre del mar, todas las estas luces que brillan a lo largo de la costa como adornos de oro en la noche oscura, estos miles de hogares que se prolongan hasta el horizonte, incluidas las almas que habitan en su interior, serían puras ilusiones, como sueños, y esos momentos en que se busca alivio para compartir la incertidumbre con un semejante, esos compañeros de viaje que hacen más llevadero el camino de la vida no tendrían ninguna opción de poseer una mente propia, al carecer de realidad externa; serían absurdos engaños creados por la propia mente para consolarse a sí misma.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 30 de marzo de 2009

Un juego

De la misma manera que la tecnología ha conseguido crear juegos que simulan una realidad virtual en la que uno puede desenvolverse con su personaje o avatar, la realidad podría ser un juego en el que las consciencias se introducen en un cuerpo para desenvolverse en la vida. Las mentes podrían ser entidades procedentes de otros planos de existencia que participaran de los recuerdos e instintos de su avatar y olvidaran todo lo relativo a su mundo de origen. Pero desde el punto de vista subjetivo es indiferente: no existe conexión entre los dos planos, porque toda la realidad interna de la mente es la de su avatar y cualquier noción de su verdadera existencia permanece en el olvido durante el juego.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

domingo, 29 de marzo de 2009

La flexibilidad del mundo

Todo es posible, en principio, sobre el mundo que se manifiesta a la mente. Si la realidad percibida es también la causa de la existencia; si es cierto, como indican las apariencias, que la mente ha surgido de esa misma realidad y de acuerdo a sus reglas, cualquier cambio en el comportamiento intrínseco de la naturaleza –y éstos son los parámetros que trata de establecer la física– repercutiría de inmediato en la mente causando probablemente su destrucción. Nada podría ser de otra manera. Sin embargo, si el mundo consistiese en una compleja simulación «artificial», un manto que ocultase la verdadera naturaleza de las cosas, cualquier variación de sus reglas podría producirse sin afectar a la existencia del ser. Un cambio de ese tipo podría suceder en cualquier momento, sin previo aviso, y sorprendería completamente a la mente, que se ha acostumbrado a esperar siempre un comportamiento uniforme del mundo.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

martes, 24 de marzo de 2009

El mundo exterior

¿De qué naturaleza es ese torrente de sensaciones que irrumpe en la mente cuando se abre a los sentidos? La intuición da por supuesto que todas esas sensaciones tienen su causa en fenómenos que pertenecen a una realidad externa e independiente, y que continuarán existiendo aunque la mente deje de hacerlo. Pero ¿por qué? ¿Qué hace que esa intuición sea tan fuerte que se hace casi incuestionable? Para responder con propiedad a esta cuestión, sería necesario volver a «abrir los ojos» por primera vez y experimentar cómo el pensamiento asimila las nuevas sensaciones. Parece que está relacionada con el cuerpo y sus límites: la mente asimila el cuerpo como propio porque puede controlarlo a su antojo, y también porque de él le llegan estímulos de otros objetos que están fuera del cuerpo, que no son controlables por la mente ni le envían estímulos. Así, la creación de un sujeto ligado a un cuerpo y la concepción de un mundo externo serían dos ideas íntimamente relacionadas. Sin embargo esa fuerte intuición no es una certeza, y el mundo podría ser solamente sensación.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 23 de marzo de 2009

Niveles de suposición

Normalmente no es necesario comprobar directamente un fenómeno para conocerlo: los testimonios ajenos aportan información abundante y variada que sería imposible adquirir por cuenta propia. No da tiempo en una vida para investigar todo por uno mismo. Adquirir conocimientos de los libros sin haber comprobado directamente su validez supone un riesgo. Las decisiones más cuidadosas deben tomarse a este respecto: ¿qué suposiciones es razonable aceptar? ¿Dónde es necesario detenerse? ¿Cómo saber cuándo la suposición lleva a un conocimiento verdadero y cuándo está produciendo falsedad? Ante una suposición, nunca se tendrá la certeza absoluta de haber optado por la vía correcta. Pero hay momentos en que todo viaje llega a un cruce de caminos y sólo es posible avanzar en alguna dirección o detenerse por completo. Todo el contenido a partir de este capítulo se apoya en suposiciones de mayor o menor grado. Antes de abrir las puertas a la aventura del conocimiento, es necesario subrayar la importancia del concepto de esencia de la mente. La esencia de la mente es el punto de partida de toda indagación. Es la tierra que soportará cualquier edificación, la base que siempre queda cuando todos los sistemas se derrumban, cuando se duda incluso de las intuiciones más fundamentales.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

jueves, 19 de marzo de 2009

El corazón de la realidad

Por fin me decidí, un buen día, a pedir una sesión en un tanque de aislamiento. La máquina resultaba inquietante: muda, con la compuerta abierta como una boca impaciente que deseara engullirme y sumirme en la oscuridad más absoluta. Después de examinar prudencialmente el funcionamiento del aparato, me sumergí en el líquido salino y una embriagadora sensación de ingravidez envolvió mi cuerpo. Cuando la compuerta se cerró el mundo exterior desapareció de pronto y me quedé completamente solo, flotando con mis pensamientos. Sin sensaciones de mi propio cuerpo, sin percepción de mí mismo y aislado de todos los estímulos externos, tenía la impresión de ser una consciencia oceánica que simplemente existía. Ni siquiera estaba seguro de ser yo. Cuando salí a la calle, los últimos rayos de un sol agonizante se filtraban entre los edificios. Atravesé una zona arbolada en la que centenares de pájaros cantaban al unísono creando una hermosa sinfonía caótica. Todos los lugares estaban salpicados de gente iba de aquí para allá ocupada en sus quehaceres, y de coches ruidosos que expulsaban malolientes gases al cielo. El mundo estaba igual que como lo había dejado, y sin embargo caminaba con una sensación extraña: acababa de hacer una visita al corazón de la realidad; todo lo demás era incierto.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 18 de marzo de 2009

El sueño de la permanencia

En lo más profundo del ser subyace un deseo de vivir para siempre. El yo, inmerso en su psicología de la eternidad, se percibe a sí mismo como un ente continuo, y la idea de su posible final le causa una intensa sensación de angustia. Sin embargo sabe que no ha existido siempre, porque antes del primer recuerdo se extiende la nada, aunque ese periodo infinito de oscuridad previo a la vida pasa desapercibido porque desde el punto de vista de la existencia, la no-existencia sucede en un instante; no importa cuánto tiempo dure un estado de inconsciencia, el despertar a la consciencia parecerá haberse producido de manera inmediata. Todo indica que la existencia es una luz que tiene un principio y un final, una llama ardiente entre dos abismos de perpetua oscuridad, pero mientras está sucediendo es subjetivamente eterna, y son los dos abismos que la rodean los que quedan reducidos a un instante. ¿Podría aspirar el ser a algo más que esa permanencia subjetiva? ¿Podría ser perpetuo lo que es fundamentalmente dinámico?

Nota: Este fragmento se refiere al sujeto o al yo, no a la esencia de la mente, pues esta última existe fuera del tiempo y no tiene, por tanto, inquietud alguna por su finitud. Cualquier tipo de preocupación surge cuando se introduce el sujeto.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

lunes, 16 de marzo de 2009

La engañosa continuidad del yo

El individuo acepta con naturalidad que ha existido desde que tiene memoria, siempre en el mismo cuerpo y siempre bajo la misma etiqueta de un yo continuo. Pero un análisis más cuidadoso muestra que la esencia del ser no es tan continua ni tan estable, sino que evoluciona con el tiempo a largo plazo y, además, puede sufrir bruscas variaciones a corto plazo. Las diferentes fases de la vida –infancia, adolescencia, madurez…– revelan distintos gustos, ideas, y comportamientos. Ni siquiera es el mismo cuerpo el que contiene la mente en cada etapa, pero todos los cambios han sido graduales, de modo que siempre se conservan características de la existencia pasada en cada presente y se produce la sensación de continuidad. Los estados alterados –embriaguez, meditación, sueño…– que la mente puede experimentar directamente le hacen comprender que su mundo interior y su autoconciencia no son inalterables y pueden cambiar bruscamente. En definitiva, el yo no es constante, pero la existencia de recuerdos comunes produce la ilusión de unidad y continuidad.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

domingo, 15 de marzo de 2009

Fantasmas de otro tiempo

Una mirada hacia el pasado muestra las diferentes etapas de una vida, desde la infancia más remota hasta el acontecimiento más cercano, pasando por todo tipo de sucesos intermedios, todo ordenado de una forma más o menos cronológica que produce una vaga sensación de lejanía. Allí, al principio del camino, aparece un niño pequeño, borroso tras la bruma del olvido, pero suficientemente definido como para revelar algunas de sus experiencias y mostrar el mundo a través de sus ojos inexpertos. Y lo que se encuentra detrás de esas ventanas infantiles son sensaciones e ilusiones propias, pensamientos, ideas y decisiones de niño que para nada corresponden con la visión del mundo de un adulto. Puede que quede algo de él, pero en la mayoría de las cosas son personas diferentes, de la misma manera que el adulto no es igual que el adolescente que fue o que el anciano que está por llegar. La suma de pequeños cambios a lo largo de los años es capaz de crear una gran diferencia en el estado mental, aunque la variación es tan gradual que no es apenas perceptible en el día a día. ¿Qué es, en verdad, esa ficción a la que se llama persona? Es un ser estable pero sujeto a cambio que vive en el presente y arrastra una serie de fantasmas en su memoria. El concepto del yo es una etiqueta conveniente para referirse al individuo que uno es en cada momento.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

sábado, 14 de marzo de 2009

La perspectiva del tiempo

La mente comprende el pasado de manera muy difusa. Está preparada para albergar los recuerdos de una vida, pero no puede establecer con precisión la lejanía de las imágenes, que se confunden en el tiempo hasta el punto de que se hace imposible, a veces, saber qué ocurrió antes o después. Es posible imaginar un milenio, pero no situarlo en la escala temporal con la perspectiva que merece. ¿Y qué decir de un periodo de millones de años?

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

viernes, 13 de marzo de 2009

Recuerdo y olvido

La memoria tiene una importancia fundamental para la constitución de la persona. Abarca todo lo aprendido, es decir, todo lo que no es innato y se almacena. Esto incluye cualquier tipo de habilidad asimilada consciente o inconscientemente, el propio idioma, el recuerdo de estados mentales internos y todos los sucesos de una vida. Estos últimos, que constituyen el álbum de fotografías de la existencia, son sin duda la pertenencia más íntima, el tesoro más valioso que posee un individuo. Y sin embargo podría desprenderse de la mayoría de ellos sin perder sus características personales, porque el recuerdo de los hechos vividos no es fundamental para la existencia. Se olvida gran parte de lo vivido, la inmensa mayoría de los datos son filtrados por la mente, y a menudo se falsea lo que realmente sucedió. Además, no existe total certeza sobre la correspondencia de los hechos recordados con los reales. Si los recuerdos fueran modificados de la noche a la mañana, la mente despertaría con otra identidad; podría suceder un número indefinido de veces y nunca se recordaría ninguno de los cambios, ni quedaría huella de los pasados anteriores. Los nuevos recuerdos serían aceptados como propios, y la mente no sería capaz de reconocer que no le pertenecen, porque se habría creado una persona diferente al cambiar parte de su esencia. Al ser suprimidos los recuerdos originales, no habría ninguna posibilidad de recordar un estado anterior que pudiera generar nostalgia y ganas de regresar. La persona está vendida a sus memorias. La carencia de recuerdo alguno supondría el desconocimiento de la existencia de un pasado y la imposibilidad de construir cualquier sistema de creencias. Sin recuerdos sólo quedaría la esencia de la mente, esa superficie acuosa siempre lisa que todo lo refleja.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

jueves, 12 de marzo de 2009

El más duro de todos los castigos

Si un dios me dijera un día: «¿Quieres ser inmortal? Vas a ser inmortal, vas a vivir esta vida para siempre, durante siglos, durante milenios, durante un tiempo infinitamente largo». ¿No sería el más terrible de los castigos? La vida caminaría sobre una alfombra que nunca acaba de desenrollarse, sin ningún tipo de final a la vista. Esa clase de eternidad que se extiende de forma interminable en el plano temporal se haría demasiado pesada. ¿Cómo sería posible soportar la existencia durante tanto tiempo?

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 11 de marzo de 2009

La psicología de la eternidad

La esencia de la mente está fuera del tiempo, solamente el acaecer le muestra que existe un flujo en la sucesión de los fenómenos. Imagina con cierta claridad el final del día, e imagina vagamente el posible final de su existencia. Pero su realidad es siempre un presente, y si se cerraran las puertas de los sentidos y se olvidaran todos los recuerdos no tendría ninguna conciencia del tiempo: simplemente existiría, ajena a todas las cosas, dentro de una frágil burbuja de eternidad; pues la eternidad no debe buscarse en un tiempo infinitamente largo, sino más allá de los acontecimientos. La psicología de la mente tiende a olvidar la incertidumbre de la existencia y no piensa en un final, sino en una sucesión indefinida de días en los que siempre hay un mañana y varios proyectos de futuro.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

Inconsciencia

La inconsciencia es el grado máximo de vulnerabilidad. La visión se nubla, el pensamiento se desvanece, el cuerpo se debilita, y el mundo interior se entrega gradualmente a una oscura no-existencia sin que la voluntad pueda hacer nada para evitarlo. De esa manera la mente puede experimentar directamente la sensación de dejar de existir, aunque la conciencia de la muerte propiamente dicha –es decir, la desaparición del cuerpo y de la propia mente– sea una idea aprendida del mundo externo.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

martes, 10 de marzo de 2009

Vulnerabilidad

La fatiga enturbia las ideas, el hilo del pensamiento se desvanece en una bruma difusa y es difícil recuperarlo. La mente recuerda otros estados y se da cuenta de que normalmente le es posible pensar con más claridad. Hay indicios que sugieren al ser su vulnerabilidad: el dolor, la enfermedad, la fatiga, el sueño y los desvanecimientos son experiencias directas capaces de poner en tela de juicio cualquier pretensión de eterna existencia.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

lunes, 9 de marzo de 2009

Abandono al sueño

El sueño, ese trance en el que la mente entra cada noche, es uno de los estados alterados más potentes. Normalmente no se le da la importancia que merece porque ocurre todos los días de manera espontánea. Suele ocurrir que lo cotidiano, lo frecuente, no se tiene en cuenta: muchas de las cosas más asombrosas de la vida pasan desapercibidas, paradójicamente, por encontrarse siempre presentes. En el sueño, la mente queda aislada de las influencias de los sentidos y se produce una corriente de imágenes y sensaciones que se suceden de manera imprevisible. La voluntad se desvanece y normalmente no puede controlar el flujo de los acontecimientos, aunque hay ocasiones en que éstos pueden dirigirse cuando el sueño es ligero; a veces la mente logra retroceder en el tiempo ante un hecho que ya se ha producido y está causando fatales consecuencias, cosa que jamás puede hacer en el estado de vigilia. Tras una noche sin sueños queda un vacío de existencia que interrumpe la aparente continuidad de la consciencia. Al despertar no hay recuerdos, no hay sensaciones, y sin embargo la luz del amanecer sugiere que han transcurrido varias horas. ¿Qué ha sucedido entonces? ¿Dónde ha estado el yo? El cuerpo ha permanecido tendido en la cama, pero el estado de vigilia ha sido interrumpido durante ese tiempo, el yo consciente ha quedado apagado durante la noche y ha vuelto a la existencia por la mañana. La identidad no es tan continua como puede parecer a primera vista. Entregarse al sueño es morir un poco, es dejar de ser uno mismo durante un tiempo indefinido. Pero antes de dormir se tiene la certeza de regresar al día siguiente, de que todo volverá a comenzar al despertar, y uno se acuesta tranquilo, aunque esa seguridad sea un engaño de la costumbre.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

domingo, 8 de marzo de 2009

Estados alterados

El mundo interior no es uniforme. Más allá de la esencia de la mente todo es variable. Son posibles diferentes realidades internas, percepciones distintas, formas de pensar alternativas y grados diversos de autoconsciencia. Los estados alterados comparten los mismos recuerdos, y por eso la mente no pone en duda la continuidad de su consciencia, aunque en otro estado se haya sentido completamente diferente, como si fuera otro ser. La laguna que se asienta en el fondo del valle no siempre contiene la misma agua: tan pronto puede adoptar la calma más cristalina como tornarse oscura y turbulenta, hasta el punto de no parecer hecha de la misma sustancia.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

sábado, 7 de marzo de 2009

Autoconsciencia

La mente está íntimamente asociada a un cuerpo, tanto que se reconoce a sí misma en dicho cuerpo y se identifica con él. La presencia de sensaciones marca los límites del cuerpo; así, queda excluida la ropa, por muy bien que se ajuste, y todos los demás objetos que no reportan sensaciones. Cuando una mano se posa sobre un objeto, la sensación del tacto se experimenta en la propia mano, como si ésta estuviera dotada de una consciencia propia, como si estuviera viva y sintiera ella misma. En otros cuerpos similares, la mente reconoce a sus semejantes –que aparentemente son seres con existencia propia– y en el suyo propio se reconoce a sí misma. Con su capacidad de denominar, emplea un símbolo –yo– que identifica con su ser.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

viernes, 6 de marzo de 2009

Realidad interna

El principio esencial que subyace a un nivel más profundo que el tiempo y el espacio es el origen de todas las sensaciones y emociones. Las sensaciones –imágenes, sonidos, olores, sabores, tacto–, y las emociones –alegría, tristeza, miedo, ira, asco, sorpresa– son internas, independientemente del fenómeno que originó el estímulo. Son interpretaciones completamente subjetivas, y su relación con una posible realidad externa es únicamente un cierto grado de correspondencia de modelos. En el nivel más esencial, incluso en el aislamiento más completo, pueden aparecer escenas que sugieren la existencia de un mundo exterior: son los recuerdos, que hablan del mundo y muestran experiencias que ya han sido vividas en él. Se encuentran tan íntimamente ligados a la realidad externa que parecen no tener ningún sentido sin ella. Al hacer referencia a una serie de sucesos, introducen la noción del tiempo, incluso en el aislamiento más completo. Los recuerdos pretenden hacer referencia a sucesos de un pasado real, tan verdadero como el presente, pero es posible que no se correspondan con fenómenos externos en absoluto. En cualquier caso forman parte del mundo interior, al igual que las sensaciones y los pensamientos, y no es posible negar su existencia. Sensaciones, emociones, pensamientos y recuerdos pertenecen a la realidad interna del ser y son, por tanto, su máxima certeza.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

jueves, 5 de marzo de 2009

La esencia de la mente

Las palabras intentarán mostrar lo que existe a un nivel más esencial que el propio lenguaje, un nivel más profundo incluso que los pensamientos. Se trata de una consciencia sin sujeto, completamente anónima, que ignora el acontecer, y como no conoce el transcurrir del tiempo es eterna. Así podría permanecer indefinidamente si no fuera porque está íntimamente ligada a diversos estímulos que irrumpen en su serena existencia. Cuando esa esencia comienza a prestar atención a dichos estímulos –que parecen provenir de una realidad externa e independiente–, se abre al mundo y aparecen las sensaciones: el tacto, las fragancias y los sonidos que porta el aire y, de manera más contundente, la claridad de unas imágenes que irrumpen como un torrente de luz, con tal intensidad que la consciencia se transforma, y su esencia, antes eterna e inmutable, se esconde en las profundidades de la mente y da paso a un sujeto cuya existencia está íntimamente ligada a un cuerpo. El sujeto se encuentra inmerso en un mundo sometido a las leyes del acontecer en el que se suceden una serie de fenómenos que eran completamente ajenos a la esencia de la mente. La esencia del ser es un profundo lago que se halla en el fondo de un valle montañoso. Su superficie, si no es perturbada por ningún agente externo, permanece lisa y cristalina, en infinita calma, y así seguiría por siempre si no fuera porque está continuamente sometida a la agitación del viento y de la tierra, y cualquier cosa, hasta el guijarro más insignificante, hace vibrar su superficie y transforma lo que antes era un espejo en otra entidad de apariencia completamente diferente, vibrante e inquieta, sometida al flujo del acontecer.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 4 de marzo de 2009

Génesis

Aceptar cualquier suposición supone un riesgo para la certeza. Hay una serie de pensamientos que deben establecerse antes de realizar ninguna suposición, antes incluso de aceptar la realidad exterior. La mente es consciente de numerosos fenómenos que tienen siempre una realidad interna, independientemente de que además posean una realidad externa. Existe todo lo que es percibido: existen estas luces, este mar, esta bahía y estas montañas que parecen manifestarse a la mente por medio de los sentidos. La cuestión es, ¿de qué naturaleza es aquello que se manifiesta? ¿Es un escenario externo creado por un dios que pretende engañar a la mente? ¿Es una simulación, un mundo ficticio que aísla a la mente de otro mundo completamente diferente? ¿Es una manifestación directa de una realidad que tiene existencia propia? Escenas parecidas pueden surgir también en la imaginación sin necesidad de los sentidos: entonces, ¿son todos los fenómenos puras creaciones internas? Las cuestiones sobre la naturaleza de los fenómenos conciernen también a los demás seres, que por sus características parecen poseer mentes similares, independientes y externas. El hecho de que la mente no tenga certeza sobre el mundo no significa que deba ignorar su presencia en sus razonamientos iniciales. Todas las posibilidades le son sugeridas por esos mismos fenómenos que se le manifiestan, y su deber consiste en tratar de averiguar cuál de las opciones es la más coherente. En este punto no proporcionan ninguna certeza los testimonios de otras personas –para los que habría que suponer la existencia independiente de otras mentes–, ni las pruebas científicas –que parten de la realidad de un mundo externo que se comporta tal como aparenta–. Todas esas cosas podrían formar parte del engaño del supuesto dios o incluso de otras personas que hubieran creado una realidad artificial sólo para la mente. Las más variadas falsedades son posibles; sin embargo, a pesar de la dificultad de la tarea de establecer la naturaleza de los fenómenos, existen indicios que permiten orientar el pensamiento en una dirección concreta.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente