sábado, 16 de mayo de 2009

Fenómenos incontrolables

Existen fenómenos que la mente puede controlar a su antojo y fenómenos sobre los que no tiene poder. Los fenómenos incontrolables tienen, normalmente, una intensidad y riqueza de matices superior a los controlables, que parecen vagas copias de los primeros al ser menos definidos, más etéreos y fugaces. Tan grande es la diferencia que se asocia intuitivamente a los primeros –a los que se les da el nombre de imaginaciones– con el mundo interior, y a los segundos con la realidad exterior. En ocasiones las imaginaciones fluyen según los designios de la voluntad, y otras veces se suceden de manera caprichosa, guiadas por asociaciones imprevisibles. Su comportamiento no sigue pautas conocidas: no se puede prever ni establecer reglas que lo describan. Los otros fenómenos, en cambio, siguen siempre su propio curso haciendo caso omiso de la voluntad, y su comportamiento es más previsible porque cumple ciertas pautas que se repiten indefinidamente. Parece lógico que la mente no tenga poder sobre lo que no le pertenece, lo cual encaja con un mundo exterior con una realidad propia. El hecho de que la mente no tenga poder sobre ese tipo de acontecimientos es un fuerte argumento a la hora de suponer que existe una realidad externa independiente.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

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