jueves, 5 de marzo de 2009

La esencia de la mente

Las palabras intentarán mostrar lo que existe a un nivel más esencial que el propio lenguaje, un nivel más profundo incluso que los pensamientos. Se trata de una consciencia sin sujeto, completamente anónima, que ignora el acontecer, y como no conoce el transcurrir del tiempo es eterna. Así podría permanecer indefinidamente si no fuera porque está íntimamente ligada a diversos estímulos que irrumpen en su serena existencia. Cuando esa esencia comienza a prestar atención a dichos estímulos –que parecen provenir de una realidad externa e independiente–, se abre al mundo y aparecen las sensaciones: el tacto, las fragancias y los sonidos que porta el aire y, de manera más contundente, la claridad de unas imágenes que irrumpen como un torrente de luz, con tal intensidad que la consciencia se transforma, y su esencia, antes eterna e inmutable, se esconde en las profundidades de la mente y da paso a un sujeto cuya existencia está íntimamente ligada a un cuerpo. El sujeto se encuentra inmerso en un mundo sometido a las leyes del acontecer en el que se suceden una serie de fenómenos que eran completamente ajenos a la esencia de la mente. La esencia del ser es un profundo lago que se halla en el fondo de un valle montañoso. Su superficie, si no es perturbada por ningún agente externo, permanece lisa y cristalina, en infinita calma, y así seguiría por siempre si no fuera porque está continuamente sometida a la agitación del viento y de la tierra, y cualquier cosa, hasta el guijarro más insignificante, hace vibrar su superficie y transforma lo que antes era un espejo en otra entidad de apariencia completamente diferente, vibrante e inquieta, sometida al flujo del acontecer.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

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