martes, 30 de junio de 2009

La cumbre más elevada

En la escalada del conocimiento se desea alcanzar la cumbre más alta. Produce una gran satisfacción coronar las cimas de pequeñas montañas, y contemplar a nuestros pies el valle donde comenzó el camino. La ascensión ocupará toda una vida, y si un día se lograra el objetivo de alcanzar la cumbre más elevada, cuando por un momento se mire todo desde lo más alto y no se vea en el vasto horizonte ningún objetivo superior, ¿qué quedaría ya por hacer? La realidad infinita es un estímulo constante. No debe ser motivo de frustración saber que la meta del conocimiento es inalcanzable.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 26 de junio de 2009

El plan maestro

Vuelven las golondrinas a trazar caprichosos dibujos en el cielo claro de la tarde. Un carguero se dirige lento hacia el puerto, fluye entre los azules. Ya se ven los brillos suaves de la noche y las primeras luces de la costa que aparecen tenues a lo lejos. Vuelve a refrescar un poco tras la anterior noche de verano. El frío se agradece, es nostálgico y alimenta el pensamiento. Las calles hablan de misterio: en estos laberintos empedrados se mueve la gente de forma tan azarosa como las golondrinas sobre el mar. No vale mi opinión. Aunque observe desde lo alto estaré siempre dentro del laberinto. Por eso todo es confuso, no puedo contemplar como Dios lo haría: fuera del espacio, fuera del tiempo, por encima de estas innumerables avenidas de incertidumbre salpicadas de almas que no saben a dónde van, alumbradas por los fulgores artificiales de la noche. La fugacidad individual no es incompatible con un plan maestro. No es cierto que un hecho olvidado sea como si no hubiese existido. Al contrario, todo lo que se hace deja una huella en el curso de los acontecimientos. Tal vez todo quede grabado en alguna parte. El paso por la vida afecta al comportamiento futuro del mundo. Esta es una forma de inmortalidad, incluso si se olvida todo. La vida puede ser una pieza que encaja con maravillosa precisión en un mundo que tiene un propósito, pero no puede conocerse. Y como no se puede conocer, todas las posibilidades están abiertas.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 22 de junio de 2009

civiNova en la prensa

Una de mis más recientes criaturas web, civiNova.org, sale hoy en Europa Press y en todos los periódicos de Málaga. Ahora que esto está empezando necesitamos todos los usuarios posibles, así que agradecería a los lectores de este blog que os crearais un usuario en civiNova.org. ¡A ver si conseguimos una red social potente de calidad y orientada a la cultura!


Málaga:


Nacionales:



Además de la red social, también está en marcha la revista cultural civiNova.com

jueves, 11 de junio de 2009

Ocaso

Tenía pocas horas para salvarse, pero no terminaba de creerse su destino. La puerta del coche se cerró con un sonido seco, como el inicio de una cuenta atrás, un indicador de que ya estaba en el centro de la ciudad y de que todo iba en serio. En un cruce de calles, unos metros más abajo, tres prostitutas embutidas en ropa tejana ya se habían fijado en él, atraídas por su aspecto desorientado de chico formal venido a menos. Andrés las miró con disimulo y las evaluó, casi inconscientemente, pero era demasiado pronto para perderse en callejones oscuros; caminó con paso rápido primero hacia la Alameda, y continuó en busca del esplendor de la calle Larios, emblema de la ciudad de Málaga, una máscara luminosa que ocultaba, como el maquillaje espeso de las mujeres de mala vida, las miserias de los barrios deprimidos. La calle se ensanchaba en su parte más baja, y en la noche parecía la desembocadura de un río de luz que va a morir al mar. En el centro, sobre el pavimento peatonal de losas brillantes, una escultura sombría reposaba sobre un pedestal elevado: era una aparición surgida en un lugar al que no pertenecía, un dios cabizbajo que contemplaba el mundo en silencio sobre las cabezas de los viandantes. Andrés se acercó, se detuvo bajo la sombra de su bronce oscuro, la rodeó para cerciorarse, leyó la inscripción en el pedestal y a pesar de todo le resultó difícil creer que tuviera enfrente El pensador de Rodin. No pudo evitar sentir cierta envidia hacia su autor: el creador de un dios tenía que ser necesariamente otro dios, o tal vez se tratara de un ser humano al que su obra había convertido en dios, porque aquella escultura lo había hecho inmortal. Los ojos tristones de Andrés miraban hacia arriba con la expresión de un perro asustado. Siempre había querido hacer algo grande que encumbrara su nombre y lo hiciera entrar en la Historia, pero su pasado era una sucesión de proyectos inacabados. La inercia se había llevado por delante unos años preciosos que habían pasado en un suspiro, y ahora que había doblado la esquina de los treinta tenía cada vez más presentes las palabras de un escritor brillante y atormentado: «Toda vida es un proceso de demolición». ¡Cuánta razón tenía ese pobre diablo! Aquella tierra era El dorado para vividores y gente sin escrúpulos que acudían al olor del dinero fácil de procedencia dudosa, pero eso no iba con él, y por eso había sido condenado a formar parte de la gran masa de mileuristas que se arrastraba para llegar a fin de mes. No; no era la tierra prometida que había imaginado cuando llegó allí por amor, años atrás, pero se empezó a dar cuenta demasiado tarde, cuando su novia ya se había ido con un chulo de playa y su sueldo era el más bajo de toda su carrera. Había iniciado así una cuesta abajo en barrena y desde el verano sobrevivía en su refugio solitario con las migajas del paro. Aunque había pensado en marcharse y rehacer su vida, le retenía en la costa un calor pegajoso, el influjo del agua salada, las piernas femeninas que desfilaban desnudas bajo minifaldas cortísimas, y los antros de mala muerte abiertos hasta la madrugada. Ya era demasiado tarde… o tal vez no: la noche aún se reservaba la última palabra. Alzó de nuevo la vista hacia El pensador antes de continuar su camino y le pareció que la estatua le vigilaba, que sus ojos impertérritos se fijaban en él, que sus labios inmóviles se articulaban y gritaban: «¡Huye, insensato!». No hizo caso y continuó su marcha, a pesar de que su horizonte se hacía tan cuesta arriba como la calle.

[...]

Relato hecho por encargo para el libro Mala Málaga. El relato completo se puede descargar en mi perfil de civiNova, en formato PDF.

miércoles, 3 de junio de 2009

Comprensión paralela

A veces sucede que se ha creído tener una comprensión profunda en un estado alterado de consciencia. Uno sale del sueño y se incorpora repentinamente para escribir unas notas apresuradas en un cuaderno con la ilusión de haber capturado una gran idea, pero al día siguiente llega la decepción: lo que parecía un secreto de la naturaleza se convierte en una frase sin mucho sentido. Cualquier pensamiento que se anote en un estado alterado resulta abstracto y absurdo cuando se lee en otro estado. Lo que ocurre es que se están viendo las cosas desde dos interpretaciones diferentes del mundo, y las ideas que son válidas para una interpretación no tienen por qué serlo para la otra.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 1 de junio de 2009

El filtro del infinito

El modelo interno del mundo no tiene por qué ser ni siquiera parecido a la realidad. Basta con que sea útil para la vida, para cubrir sus necesidades y evitar el peligro. Para ello se requiere una correspondencia parcial de la recreación interna con los fenómenos externos, pero no necesariamente total. Lo que no se puede percibir de manera directa ni comprender de forma indirecta se encuentra fuera del alcance de la mente. Podrían quedar ocultas facetas infinitas de la realidad que no influyan en la forma en que la vida se desenvuelve en su entorno.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

La naturaleza de la realidad

Las conclusiones sobre la realidad se extraen a partir de su representación interna. Así se puede obtener un modelo coherente del mundo, aunque no sea posible aspirar a comprender su verdadera naturaleza. La mente interpreta el mundo. No es solamente una cuestión de que los sentidos puedan distorsionar la realidad: un simple cristal coloreado delante de los ojos hará que todas las cosas tomen un aspecto diferente, pero existen otros casos en los que cambia el modelo interno a un nivel más profundo. En un estado de consciencia alterado el mundo puede adoptar una apariencia diferente. Tal vez más bello, más embriagador, pero mucho más peligroso. No cabe duda de que el estado de serenidad proporciona el modelo más seguro, el más coherente en cuanto a la correspondencia con los fenómenos físicos, aunque no por ello de apariencia más real –ninguna apariencia es realidad–, y tampoco el más hermoso.

El sueño de la existencia - Realidad exterior