jueves, 21 de mayo de 2009

La correspondencia de los recuerdos

La existencia del mundo da sentido a los recuerdos, esas escenas interiores que reclaman a gritos su correspondencia con el exterior. Pero ¿cómo saber que es cierto que hubo un pasado? ¿Qué seguridad hay de que la memoria haga referencia a sucesos que realmente ocurrieron? No la hay. El mundo podría haber sido creado en este mismo instante; el pasado podría consistir en una colección de recuerdos ficticios implantados en la mente. Los recuerdos dotan al ser de consciencia temporal y son herramientas para la inmensa mayoría de sus habilidades. Hacen posible la acumulación de conocimientos y la construcción de cualquier sistema de ideas, de manera que para avanzar en alguna dirección es necesario aceptar que tienen un elevado grado de correspondencia con fenómenos que realmente sucedieron, aunque se trate, una vez más, de una suposición.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

miércoles, 20 de mayo de 2009

Primera suposición fundamental

La fuerza del instinto, la diferencia entre los fenómenos controlables e incontrolables, y el hecho de que existan complejidades que la mente no es capaz de comprender son argumentos que inclinan la balanza a favor de la existencia del mundo. Avanzar en esa dirección es una decisión meditada, más allá de la intuición y las apariencias, pero es importante ser consciente de que se está aceptando una suposición.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

domingo, 17 de mayo de 2009

Complejidad inabordable

Tanto los fenómenos naturales como el comportamiento de otros seres aparentemente conscientes contienen elementos de una complejidad que escapa al entendimiento. Si la mente fuese la creadora de todo lo que existe, ¿sería posible que no lo comprendiera? Un ser omnisciente tendría derecho a pensar que es el creador del mundo que percibe, pero una mente inmersa en una naturaleza que se le antoja sorprendente y misteriosa sería muy presuntuosa si pensara que todo se origina en ella.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

sábado, 16 de mayo de 2009

Fenómenos incontrolables

Existen fenómenos que la mente puede controlar a su antojo y fenómenos sobre los que no tiene poder. Los fenómenos incontrolables tienen, normalmente, una intensidad y riqueza de matices superior a los controlables, que parecen vagas copias de los primeros al ser menos definidos, más etéreos y fugaces. Tan grande es la diferencia que se asocia intuitivamente a los primeros –a los que se les da el nombre de imaginaciones– con el mundo interior, y a los segundos con la realidad exterior. En ocasiones las imaginaciones fluyen según los designios de la voluntad, y otras veces se suceden de manera caprichosa, guiadas por asociaciones imprevisibles. Su comportamiento no sigue pautas conocidas: no se puede prever ni establecer reglas que lo describan. Los otros fenómenos, en cambio, siguen siempre su propio curso haciendo caso omiso de la voluntad, y su comportamiento es más previsible porque cumple ciertas pautas que se repiten indefinidamente. Parece lógico que la mente no tenga poder sobre lo que no le pertenece, lo cual encaja con un mundo exterior con una realidad propia. El hecho de que la mente no tenga poder sobre ese tipo de acontecimientos es un fuerte argumento a la hora de suponer que existe una realidad externa independiente.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 15 de mayo de 2009

La fuerza del instinto

La mente es una embarcación encauzada en la corriente del instinto. Navegar contra corriente es posible con gran esfuerzo durante un tiempo limitado. Pero la fuerza del instinto es constante y golpea sin cesar, fatigando cualquier voluntad de resistir, arrastrando por fin al pensamiento en la dirección de sus aguas. El instinto forma parte del ser y dirige sus pasos tratando de guiarlo hacia la permanencia –aunque a veces lo guíe hacia la destrucción–. La mente siente hambre y puede llegar a marearse si no satisface su deseo, sufre terriblemente si no aplaca su sed, se atora y confunde si no se entrega al sueño, y se siente irresistiblemente atraída ante la presencia de otros cuerpos. Es consciente de que el descuido de sus instintos puede acarrear su destrucción, y aunque nunca se haya consumado ese temor, el hecho de sentir fatiga y mareo enciende en ella las luces de alarma de la no existencia. Una simulación de un mundo artificial no sería capaz de activar la maquinaria del instinto, a no ser que la simulación guardara una correspondencia muy cercana con la verdadera realidad. El hecho de que exista el instinto supone una pista sobre la realidad percibida por el ser, una realidad que es capaz de afectar a lo más profundo de su esencia. Si esa realidad tiene existencia independiente es casi seguro que la mente haya surgido inmersa en ella, sometida a sus reglas y adaptada para perdurar en su entorno, valiéndose para ese propósito de sus instintos, sus sensaciones y los recuerdos de sus experiencias. Si nada existe fuera de la mente, la fuerza del instinto parece el más absurdo de los sinsentidos.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

viernes, 8 de mayo de 2009

Mala Málaga

El libro de moda este año en la feria del libro de Málaga es Mala Málaga, una recopilación de relatos que tratan de mostrar la otra cara de Málaga, la menos amable, la más deprimida y decadente. Entre los autores hay de todo un poco: periodistas, políticos, personalidades de la cultura malagueña y algunos de los escritores de más calidad de Málaga, como Álvaro García, presente en numerosas antologías poéticas.

Fui invitado a participar en el libro con un relato de ficción, La noche antes de partir. Para que tuviera ese aspecto decadente e infernal que requería el libro, decidí darle un estilo fitzgeraldiano. Tiene también un guiño a Hesse.

Mala Málaga en la prensa:
Mala Málaga en librerías: