lunes, 30 de marzo de 2009

Un juego

De la misma manera que la tecnología ha conseguido crear juegos que simulan una realidad virtual en la que uno puede desenvolverse con su personaje o avatar, la realidad podría ser un juego en el que las consciencias se introducen en un cuerpo para desenvolverse en la vida. Las mentes podrían ser entidades procedentes de otros planos de existencia que participaran de los recuerdos e instintos de su avatar y olvidaran todo lo relativo a su mundo de origen. Pero desde el punto de vista subjetivo es indiferente: no existe conexión entre los dos planos, porque toda la realidad interna de la mente es la de su avatar y cualquier noción de su verdadera existencia permanece en el olvido durante el juego.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

domingo, 29 de marzo de 2009

La flexibilidad del mundo

Todo es posible, en principio, sobre el mundo que se manifiesta a la mente. Si la realidad percibida es también la causa de la existencia; si es cierto, como indican las apariencias, que la mente ha surgido de esa misma realidad y de acuerdo a sus reglas, cualquier cambio en el comportamiento intrínseco de la naturaleza –y éstos son los parámetros que trata de establecer la física– repercutiría de inmediato en la mente causando probablemente su destrucción. Nada podría ser de otra manera. Sin embargo, si el mundo consistiese en una compleja simulación «artificial», un manto que ocultase la verdadera naturaleza de las cosas, cualquier variación de sus reglas podría producirse sin afectar a la existencia del ser. Un cambio de ese tipo podría suceder en cualquier momento, sin previo aviso, y sorprendería completamente a la mente, que se ha acostumbrado a esperar siempre un comportamiento uniforme del mundo.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

martes, 24 de marzo de 2009

El mundo exterior

¿De qué naturaleza es ese torrente de sensaciones que irrumpe en la mente cuando se abre a los sentidos? La intuición da por supuesto que todas esas sensaciones tienen su causa en fenómenos que pertenecen a una realidad externa e independiente, y que continuarán existiendo aunque la mente deje de hacerlo. Pero ¿por qué? ¿Qué hace que esa intuición sea tan fuerte que se hace casi incuestionable? Para responder con propiedad a esta cuestión, sería necesario volver a «abrir los ojos» por primera vez y experimentar cómo el pensamiento asimila las nuevas sensaciones. Parece que está relacionada con el cuerpo y sus límites: la mente asimila el cuerpo como propio porque puede controlarlo a su antojo, y también porque de él le llegan estímulos de otros objetos que están fuera del cuerpo, que no son controlables por la mente ni le envían estímulos. Así, la creación de un sujeto ligado a un cuerpo y la concepción de un mundo externo serían dos ideas íntimamente relacionadas. Sin embargo esa fuerte intuición no es una certeza, y el mundo podría ser solamente sensación.

El sueño de la existencia - Realidad exterior

lunes, 23 de marzo de 2009

Niveles de suposición

Normalmente no es necesario comprobar directamente un fenómeno para conocerlo: los testimonios ajenos aportan información abundante y variada que sería imposible adquirir por cuenta propia. No da tiempo en una vida para investigar todo por uno mismo. Adquirir conocimientos de los libros sin haber comprobado directamente su validez supone un riesgo. Las decisiones más cuidadosas deben tomarse a este respecto: ¿qué suposiciones es razonable aceptar? ¿Dónde es necesario detenerse? ¿Cómo saber cuándo la suposición lleva a un conocimiento verdadero y cuándo está produciendo falsedad? Ante una suposición, nunca se tendrá la certeza absoluta de haber optado por la vía correcta. Pero hay momentos en que todo viaje llega a un cruce de caminos y sólo es posible avanzar en alguna dirección o detenerse por completo. Todo el contenido a partir de este capítulo se apoya en suposiciones de mayor o menor grado. Antes de abrir las puertas a la aventura del conocimiento, es necesario subrayar la importancia del concepto de esencia de la mente. La esencia de la mente es el punto de partida de toda indagación. Es la tierra que soportará cualquier edificación, la base que siempre queda cuando todos los sistemas se derrumban, cuando se duda incluso de las intuiciones más fundamentales.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

jueves, 19 de marzo de 2009

El corazón de la realidad

Por fin me decidí, un buen día, a pedir una sesión en un tanque de aislamiento. La máquina resultaba inquietante: muda, con la compuerta abierta como una boca impaciente que deseara engullirme y sumirme en la oscuridad más absoluta. Después de examinar prudencialmente el funcionamiento del aparato, me sumergí en el líquido salino y una embriagadora sensación de ingravidez envolvió mi cuerpo. Cuando la compuerta se cerró el mundo exterior desapareció de pronto y me quedé completamente solo, flotando con mis pensamientos. Sin sensaciones de mi propio cuerpo, sin percepción de mí mismo y aislado de todos los estímulos externos, tenía la impresión de ser una consciencia oceánica que simplemente existía. Ni siquiera estaba seguro de ser yo. Cuando salí a la calle, los últimos rayos de un sol agonizante se filtraban entre los edificios. Atravesé una zona arbolada en la que centenares de pájaros cantaban al unísono creando una hermosa sinfonía caótica. Todos los lugares estaban salpicados de gente iba de aquí para allá ocupada en sus quehaceres, y de coches ruidosos que expulsaban malolientes gases al cielo. El mundo estaba igual que como lo había dejado, y sin embargo caminaba con una sensación extraña: acababa de hacer una visita al corazón de la realidad; todo lo demás era incierto.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 18 de marzo de 2009

El sueño de la permanencia

En lo más profundo del ser subyace un deseo de vivir para siempre. El yo, inmerso en su psicología de la eternidad, se percibe a sí mismo como un ente continuo, y la idea de su posible final le causa una intensa sensación de angustia. Sin embargo sabe que no ha existido siempre, porque antes del primer recuerdo se extiende la nada, aunque ese periodo infinito de oscuridad previo a la vida pasa desapercibido porque desde el punto de vista de la existencia, la no-existencia sucede en un instante; no importa cuánto tiempo dure un estado de inconsciencia, el despertar a la consciencia parecerá haberse producido de manera inmediata. Todo indica que la existencia es una luz que tiene un principio y un final, una llama ardiente entre dos abismos de perpetua oscuridad, pero mientras está sucediendo es subjetivamente eterna, y son los dos abismos que la rodean los que quedan reducidos a un instante. ¿Podría aspirar el ser a algo más que esa permanencia subjetiva? ¿Podría ser perpetuo lo que es fundamentalmente dinámico?

Nota: Este fragmento se refiere al sujeto o al yo, no a la esencia de la mente, pues esta última existe fuera del tiempo y no tiene, por tanto, inquietud alguna por su finitud. Cualquier tipo de preocupación surge cuando se introduce el sujeto.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

lunes, 16 de marzo de 2009

La engañosa continuidad del yo

El individuo acepta con naturalidad que ha existido desde que tiene memoria, siempre en el mismo cuerpo y siempre bajo la misma etiqueta de un yo continuo. Pero un análisis más cuidadoso muestra que la esencia del ser no es tan continua ni tan estable, sino que evoluciona con el tiempo a largo plazo y, además, puede sufrir bruscas variaciones a corto plazo. Las diferentes fases de la vida –infancia, adolescencia, madurez…– revelan distintos gustos, ideas, y comportamientos. Ni siquiera es el mismo cuerpo el que contiene la mente en cada etapa, pero todos los cambios han sido graduales, de modo que siempre se conservan características de la existencia pasada en cada presente y se produce la sensación de continuidad. Los estados alterados –embriaguez, meditación, sueño…– que la mente puede experimentar directamente le hacen comprender que su mundo interior y su autoconciencia no son inalterables y pueden cambiar bruscamente. En definitiva, el yo no es constante, pero la existencia de recuerdos comunes produce la ilusión de unidad y continuidad.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

domingo, 15 de marzo de 2009

Fantasmas de otro tiempo

Una mirada hacia el pasado muestra las diferentes etapas de una vida, desde la infancia más remota hasta el acontecimiento más cercano, pasando por todo tipo de sucesos intermedios, todo ordenado de una forma más o menos cronológica que produce una vaga sensación de lejanía. Allí, al principio del camino, aparece un niño pequeño, borroso tras la bruma del olvido, pero suficientemente definido como para revelar algunas de sus experiencias y mostrar el mundo a través de sus ojos inexpertos. Y lo que se encuentra detrás de esas ventanas infantiles son sensaciones e ilusiones propias, pensamientos, ideas y decisiones de niño que para nada corresponden con la visión del mundo de un adulto. Puede que quede algo de él, pero en la mayoría de las cosas son personas diferentes, de la misma manera que el adulto no es igual que el adolescente que fue o que el anciano que está por llegar. La suma de pequeños cambios a lo largo de los años es capaz de crear una gran diferencia en el estado mental, aunque la variación es tan gradual que no es apenas perceptible en el día a día. ¿Qué es, en verdad, esa ficción a la que se llama persona? Es un ser estable pero sujeto a cambio que vive en el presente y arrastra una serie de fantasmas en su memoria. El concepto del yo es una etiqueta conveniente para referirse al individuo que uno es en cada momento.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

sábado, 14 de marzo de 2009

La perspectiva del tiempo

La mente comprende el pasado de manera muy difusa. Está preparada para albergar los recuerdos de una vida, pero no puede establecer con precisión la lejanía de las imágenes, que se confunden en el tiempo hasta el punto de que se hace imposible, a veces, saber qué ocurrió antes o después. Es posible imaginar un milenio, pero no situarlo en la escala temporal con la perspectiva que merece. ¿Y qué decir de un periodo de millones de años?

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

viernes, 13 de marzo de 2009

Recuerdo y olvido

La memoria tiene una importancia fundamental para la constitución de la persona. Abarca todo lo aprendido, es decir, todo lo que no es innato y se almacena. Esto incluye cualquier tipo de habilidad asimilada consciente o inconscientemente, el propio idioma, el recuerdo de estados mentales internos y todos los sucesos de una vida. Estos últimos, que constituyen el álbum de fotografías de la existencia, son sin duda la pertenencia más íntima, el tesoro más valioso que posee un individuo. Y sin embargo podría desprenderse de la mayoría de ellos sin perder sus características personales, porque el recuerdo de los hechos vividos no es fundamental para la existencia. Se olvida gran parte de lo vivido, la inmensa mayoría de los datos son filtrados por la mente, y a menudo se falsea lo que realmente sucedió. Además, no existe total certeza sobre la correspondencia de los hechos recordados con los reales. Si los recuerdos fueran modificados de la noche a la mañana, la mente despertaría con otra identidad; podría suceder un número indefinido de veces y nunca se recordaría ninguno de los cambios, ni quedaría huella de los pasados anteriores. Los nuevos recuerdos serían aceptados como propios, y la mente no sería capaz de reconocer que no le pertenecen, porque se habría creado una persona diferente al cambiar parte de su esencia. Al ser suprimidos los recuerdos originales, no habría ninguna posibilidad de recordar un estado anterior que pudiera generar nostalgia y ganas de regresar. La persona está vendida a sus memorias. La carencia de recuerdo alguno supondría el desconocimiento de la existencia de un pasado y la imposibilidad de construir cualquier sistema de creencias. Sin recuerdos sólo quedaría la esencia de la mente, esa superficie acuosa siempre lisa que todo lo refleja.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

jueves, 12 de marzo de 2009

El más duro de todos los castigos

Si un dios me dijera un día: «¿Quieres ser inmortal? Vas a ser inmortal, vas a vivir esta vida para siempre, durante siglos, durante milenios, durante un tiempo infinitamente largo». ¿No sería el más terrible de los castigos? La vida caminaría sobre una alfombra que nunca acaba de desenrollarse, sin ningún tipo de final a la vista. Esa clase de eternidad que se extiende de forma interminable en el plano temporal se haría demasiado pesada. ¿Cómo sería posible soportar la existencia durante tanto tiempo?

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 11 de marzo de 2009

La psicología de la eternidad

La esencia de la mente está fuera del tiempo, solamente el acaecer le muestra que existe un flujo en la sucesión de los fenómenos. Imagina con cierta claridad el final del día, e imagina vagamente el posible final de su existencia. Pero su realidad es siempre un presente, y si se cerraran las puertas de los sentidos y se olvidaran todos los recuerdos no tendría ninguna conciencia del tiempo: simplemente existiría, ajena a todas las cosas, dentro de una frágil burbuja de eternidad; pues la eternidad no debe buscarse en un tiempo infinitamente largo, sino más allá de los acontecimientos. La psicología de la mente tiende a olvidar la incertidumbre de la existencia y no piensa en un final, sino en una sucesión indefinida de días en los que siempre hay un mañana y varios proyectos de futuro.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

Inconsciencia

La inconsciencia es el grado máximo de vulnerabilidad. La visión se nubla, el pensamiento se desvanece, el cuerpo se debilita, y el mundo interior se entrega gradualmente a una oscura no-existencia sin que la voluntad pueda hacer nada para evitarlo. De esa manera la mente puede experimentar directamente la sensación de dejar de existir, aunque la conciencia de la muerte propiamente dicha –es decir, la desaparición del cuerpo y de la propia mente– sea una idea aprendida del mundo externo.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

martes, 10 de marzo de 2009

Vulnerabilidad

La fatiga enturbia las ideas, el hilo del pensamiento se desvanece en una bruma difusa y es difícil recuperarlo. La mente recuerda otros estados y se da cuenta de que normalmente le es posible pensar con más claridad. Hay indicios que sugieren al ser su vulnerabilidad: el dolor, la enfermedad, la fatiga, el sueño y los desvanecimientos son experiencias directas capaces de poner en tela de juicio cualquier pretensión de eterna existencia.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

lunes, 9 de marzo de 2009

Abandono al sueño

El sueño, ese trance en el que la mente entra cada noche, es uno de los estados alterados más potentes. Normalmente no se le da la importancia que merece porque ocurre todos los días de manera espontánea. Suele ocurrir que lo cotidiano, lo frecuente, no se tiene en cuenta: muchas de las cosas más asombrosas de la vida pasan desapercibidas, paradójicamente, por encontrarse siempre presentes. En el sueño, la mente queda aislada de las influencias de los sentidos y se produce una corriente de imágenes y sensaciones que se suceden de manera imprevisible. La voluntad se desvanece y normalmente no puede controlar el flujo de los acontecimientos, aunque hay ocasiones en que éstos pueden dirigirse cuando el sueño es ligero; a veces la mente logra retroceder en el tiempo ante un hecho que ya se ha producido y está causando fatales consecuencias, cosa que jamás puede hacer en el estado de vigilia. Tras una noche sin sueños queda un vacío de existencia que interrumpe la aparente continuidad de la consciencia. Al despertar no hay recuerdos, no hay sensaciones, y sin embargo la luz del amanecer sugiere que han transcurrido varias horas. ¿Qué ha sucedido entonces? ¿Dónde ha estado el yo? El cuerpo ha permanecido tendido en la cama, pero el estado de vigilia ha sido interrumpido durante ese tiempo, el yo consciente ha quedado apagado durante la noche y ha vuelto a la existencia por la mañana. La identidad no es tan continua como puede parecer a primera vista. Entregarse al sueño es morir un poco, es dejar de ser uno mismo durante un tiempo indefinido. Pero antes de dormir se tiene la certeza de regresar al día siguiente, de que todo volverá a comenzar al despertar, y uno se acuesta tranquilo, aunque esa seguridad sea un engaño de la costumbre.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

domingo, 8 de marzo de 2009

Estados alterados

El mundo interior no es uniforme. Más allá de la esencia de la mente todo es variable. Son posibles diferentes realidades internas, percepciones distintas, formas de pensar alternativas y grados diversos de autoconsciencia. Los estados alterados comparten los mismos recuerdos, y por eso la mente no pone en duda la continuidad de su consciencia, aunque en otro estado se haya sentido completamente diferente, como si fuera otro ser. La laguna que se asienta en el fondo del valle no siempre contiene la misma agua: tan pronto puede adoptar la calma más cristalina como tornarse oscura y turbulenta, hasta el punto de no parecer hecha de la misma sustancia.

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sábado, 7 de marzo de 2009

Autoconsciencia

La mente está íntimamente asociada a un cuerpo, tanto que se reconoce a sí misma en dicho cuerpo y se identifica con él. La presencia de sensaciones marca los límites del cuerpo; así, queda excluida la ropa, por muy bien que se ajuste, y todos los demás objetos que no reportan sensaciones. Cuando una mano se posa sobre un objeto, la sensación del tacto se experimenta en la propia mano, como si ésta estuviera dotada de una consciencia propia, como si estuviera viva y sintiera ella misma. En otros cuerpos similares, la mente reconoce a sus semejantes –que aparentemente son seres con existencia propia– y en el suyo propio se reconoce a sí misma. Con su capacidad de denominar, emplea un símbolo –yo– que identifica con su ser.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

viernes, 6 de marzo de 2009

Realidad interna

El principio esencial que subyace a un nivel más profundo que el tiempo y el espacio es el origen de todas las sensaciones y emociones. Las sensaciones –imágenes, sonidos, olores, sabores, tacto–, y las emociones –alegría, tristeza, miedo, ira, asco, sorpresa– son internas, independientemente del fenómeno que originó el estímulo. Son interpretaciones completamente subjetivas, y su relación con una posible realidad externa es únicamente un cierto grado de correspondencia de modelos. En el nivel más esencial, incluso en el aislamiento más completo, pueden aparecer escenas que sugieren la existencia de un mundo exterior: son los recuerdos, que hablan del mundo y muestran experiencias que ya han sido vividas en él. Se encuentran tan íntimamente ligados a la realidad externa que parecen no tener ningún sentido sin ella. Al hacer referencia a una serie de sucesos, introducen la noción del tiempo, incluso en el aislamiento más completo. Los recuerdos pretenden hacer referencia a sucesos de un pasado real, tan verdadero como el presente, pero es posible que no se correspondan con fenómenos externos en absoluto. En cualquier caso forman parte del mundo interior, al igual que las sensaciones y los pensamientos, y no es posible negar su existencia. Sensaciones, emociones, pensamientos y recuerdos pertenecen a la realidad interna del ser y son, por tanto, su máxima certeza.

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jueves, 5 de marzo de 2009

La esencia de la mente

Las palabras intentarán mostrar lo que existe a un nivel más esencial que el propio lenguaje, un nivel más profundo incluso que los pensamientos. Se trata de una consciencia sin sujeto, completamente anónima, que ignora el acontecer, y como no conoce el transcurrir del tiempo es eterna. Así podría permanecer indefinidamente si no fuera porque está íntimamente ligada a diversos estímulos que irrumpen en su serena existencia. Cuando esa esencia comienza a prestar atención a dichos estímulos –que parecen provenir de una realidad externa e independiente–, se abre al mundo y aparecen las sensaciones: el tacto, las fragancias y los sonidos que porta el aire y, de manera más contundente, la claridad de unas imágenes que irrumpen como un torrente de luz, con tal intensidad que la consciencia se transforma, y su esencia, antes eterna e inmutable, se esconde en las profundidades de la mente y da paso a un sujeto cuya existencia está íntimamente ligada a un cuerpo. El sujeto se encuentra inmerso en un mundo sometido a las leyes del acontecer en el que se suceden una serie de fenómenos que eran completamente ajenos a la esencia de la mente. La esencia del ser es un profundo lago que se halla en el fondo de un valle montañoso. Su superficie, si no es perturbada por ningún agente externo, permanece lisa y cristalina, en infinita calma, y así seguiría por siempre si no fuera porque está continuamente sometida a la agitación del viento y de la tierra, y cualquier cosa, hasta el guijarro más insignificante, hace vibrar su superficie y transforma lo que antes era un espejo en otra entidad de apariencia completamente diferente, vibrante e inquieta, sometida al flujo del acontecer.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente

miércoles, 4 de marzo de 2009

Génesis

Aceptar cualquier suposición supone un riesgo para la certeza. Hay una serie de pensamientos que deben establecerse antes de realizar ninguna suposición, antes incluso de aceptar la realidad exterior. La mente es consciente de numerosos fenómenos que tienen siempre una realidad interna, independientemente de que además posean una realidad externa. Existe todo lo que es percibido: existen estas luces, este mar, esta bahía y estas montañas que parecen manifestarse a la mente por medio de los sentidos. La cuestión es, ¿de qué naturaleza es aquello que se manifiesta? ¿Es un escenario externo creado por un dios que pretende engañar a la mente? ¿Es una simulación, un mundo ficticio que aísla a la mente de otro mundo completamente diferente? ¿Es una manifestación directa de una realidad que tiene existencia propia? Escenas parecidas pueden surgir también en la imaginación sin necesidad de los sentidos: entonces, ¿son todos los fenómenos puras creaciones internas? Las cuestiones sobre la naturaleza de los fenómenos conciernen también a los demás seres, que por sus características parecen poseer mentes similares, independientes y externas. El hecho de que la mente no tenga certeza sobre el mundo no significa que deba ignorar su presencia en sus razonamientos iniciales. Todas las posibilidades le son sugeridas por esos mismos fenómenos que se le manifiestan, y su deber consiste en tratar de averiguar cuál de las opciones es la más coherente. En este punto no proporcionan ninguna certeza los testimonios de otras personas –para los que habría que suponer la existencia independiente de otras mentes–, ni las pruebas científicas –que parten de la realidad de un mundo externo que se comporta tal como aparenta–. Todas esas cosas podrían formar parte del engaño del supuesto dios o incluso de otras personas que hubieran creado una realidad artificial sólo para la mente. Las más variadas falsedades son posibles; sin embargo, a pesar de la dificultad de la tarea de establecer la naturaleza de los fenómenos, existen indicios que permiten orientar el pensamiento en una dirección concreta.

El sueño de la existencia - La esencia de la mente